domingo, 6 de enero de 2008
La inocencia de los niños es inaudita,
sueñan creyendo en algo
que no pueden palpar
ni tocar ni ver.
La alegría en sus caras,
reflejan un sueño y
unas ganas de vivir
que te dan una lección.
La lección de soñar viviendo,
y de vivir en un ensueño.
Ojalá siguieramos siendo niños toda la vida.

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