lunes, 24 de diciembre de 2007

Nacemos, crecemos, vivimos y terminamos
como buenamente te deja la vida.
Quién les ha visto y quién les ve.
La vejez es muy injusta.
Allí todos sentaditos en sus sillas,
con ayuda para moverse,
para levantarse,
para comer,
para seguir.

La danza del vientre,
bailada por profesionales y por principiantas,
ha conseguido esta tarde
ver sonreir y amenizar la tarde a todos ellos.
Los que sabían a qué habíamos ido
y los que pobrecitos estaban allí,
sin quejarse viendo PASAR la VIDA.

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